"La despenalización de la eutanasia
supondría un peligro para las personas
más débiles de la sociedad"

"No podemos permancer impasibles ante la reaparición del proceso ideológico que defiende que todos tenemos derecho a la vida, y a la vez, limita quiénes son esos todos". Así lo afirma José Miguel Serrano Ruiz-Calderón, profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense y uno de los más prestigiosos estudiosos sobre la eutanasia, que acaba de publicar su último libro "Eutanasia y vida dependiente".

ABC. Domingo, 18,II.2001 MADRID. I. G.


José Miguel Serrano Ruiz-Calderón explica en esta obra los inconvenientes jurídicos y las consecuencias sociales de la despenalización de la eutanasia. Su experiencia académica y profesional le han convertido en uno de los más importantes especialistas en esta cuestión. Es miembro de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y ha ocupado el cargo de asesor del Gabinete de la ministra de Justicia entre los años 1997 y 2000, entre otros puestos. Su último libro, publicado por Ediciones Internacionales Universitarias, describe los factores culturales que explican la tendencia reivindicativa sobre la eutanasia.


GRAVE RIESGO

--¿Es real el debate sobre la despenalización de la eutanasia o se trata de una reivindicación minoritaria?

--Creo que el debate va dirigido a modificar el Código Penal para que unas conductas que están penalizadas, dejen de estarlo. Por tanto, es un debate totalmente jurídico y desde esa perspectiva la despenalización de la eutanasia supone poner en grave riesgo la vida de los sujetos más dependientes de nuestra comunidad.

--¿Cree que supondría una tentación demasiado peligrosa en una sociedad cada vez más envejecida?

--En efecto. Nuestro sistema juega con el hecho de que los homicidios se sancionan. Nuestro Estado ha renunciado a que, tras un juicio, a una persona que ha realizado un hecho demostrado se le pueda quitar la vida. Pero, sin embargo, parece que introduce una autorización para que un sujeto mate a otro. Eso hay que tenerlo en cuenta. El legislador no juega con un discurso moralista de grandes principios, sino que analiza las consecuencias reales de sus decisiones. Cuando se hace una legislación sobre el derecho a la vida se tiene que actuar sobre la base de que hay personas que en determinadas circunstancias actúan contra el derecho a la vida. Las legislaciones que definen que en ciertos casos se pueda practicar la eutanasia crean una presión sobre el sujeto que tiene que tomar la decisión sobre su vida y, al mismo tiempo, crea una posibilidad extraordinariamente peligrosa para considerarla desde la perspectiva de los parientes, los amigos y del sistema hospitalario. Muchas veces, cuando decimos a mí no me gustaría ser una carga para mis hijos, queremos decir: "No me gustaría ser una carga para mis hijos, como mi tía, o cualquier pariente, lo está siendo para mí". Por eso, hay que ver si se está actuando desde la perspectiva de un millonario que toma una decisión sobre su vida, y desconsiderando la decisión de miles de ancianos, con pocos recursos, sobre los que la presión de la eutanasia puede ser un riesgo gravísimo, porque hay discriminación entre los seres humanos. Es una obligación del Estado considerar esta situación.


DERECHO A LA VIDA

--Muchos defensores de la despenalización lo hacen en aras a un hipotético derecho a morir que no existe en nuestra legislación. ¿Cómo se regula en otros países?

--En ningún país se reconoce explícitamente el derecho a morir. Los que defienden el derecho a morir hacen referencia a una especie de derecho moral, pero es un discurso minoritario de determinado momento cultural que ignora que la principal cuestión que tratamos los hombres es el derecho a vivir. Lo que está amenazado constantemente a lo largo de la historia es el derecho a vivir. Afirmar que la total ausencia de sufrimiento es un derecho supone afirmar que vivir es un disparate. Y es muy peligroso que una sociedad considere el derecho a morir porque el pensamiento humano está combatiendo constantemente esa especie de tentación.

--¿Se está perdiendo el aprecio a la vida?

--Yo estoy preocupado porque estamos observando que se ha vuelto a poner en marcha ese proceso ideológico constante que por una parte defiende el que todos tenemos derecho a la vida, y luego se va limitando estrictamente quiénes son esos todos. Y, efectivamente, ese es un proceso que está empezando a adquirir un carácter preocupante.


TESTAMENTO VITAL

--¿Abre el testamento vital la puerta a la eutanasia?

--No tiene por qué. La eutanasia consiste básicamente en que cuando un sujeto está en ciertas condiciones, como en grave sufrimiento por una enfermedad, y manifiesta su voluntad, se autoriza a alguien a matarlo. El testamento vital, que está muy mal llamado testamento, es un documento donde una persona manifiesta cierta voluntad respecto a las fases finales de su vida. En sistemas con eutanasia penalizada como el nuestro, no puede incluirse.

 

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