Juan Pablo II

Movilización contra la eutanasia

(27-II-1999)

 

Alfa y Omega, nº 155, 4.III.1999

 

Afrontar el nuevo desafío  

Es necesario afrontar el nuevo desafío de la legalización de la eutanasia y del suicidio asistido, comprometiendo a la sociedad y a las estructuras mismas de la Iglesia en una digna asistencia al moribundo. Que ninguno sea abandonado o dejado solo y sin asistencia frente a la muerte. Es la lección que han dejado tantos santos a lo largo de los siglos. Es necesario que cada comunidad parroquial sea educada en el cuidado de sus ancianos, en la atención y visita de sus enfermos a domicilio y en las estructuras específicas.

 

Para favorecer los cuidados paliativos  

Esta sensibilización de las conciencias en las familias y en los hospitales favorecerá una mayor difusión de los tratamientos paliativos en los enfermos graves y en los moribundos, de manera que se alivien los síntomas del dolor, llevándoles al mismo tiempo consuelo espiritual mediante una asistencia asidua y cariñosa.

 

El apoyo a las familias e insolventes  

Tendrán que surgir nuevas obras para acoger a los ancianos que no son autosuficientes y que se encuentran solos; y tendrá que asistirse a las familias que quieren mantener en casa a la persona enferma, pues con frecuencia se someten a sacrificios muy duros.

 

"Estaba enfermo y me visitasteis"

Tenéis la oportunidad de ofrecer en este campo un testimonio pionero, conscientes de la palabra del Señor a propósito de cuantos se prodigan para aliviar a los enfermos: Estaba enfermo y me visitasteis.

 

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