Cuidados paliativos: una respuesta biomédica
El debate actual presenta la eutanasia con unas pretendidas garantías éticas que, sin embargo, son cuestionadas por las objeciones jurídicas a esta práctica y la intervención de la Medicina Paliativa.
Carlos Centeno
Unidad de Medicina Paliativa y
Control de Síntomas de la
Clínica Universitaria de Navarra
REDACCIÓN
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Tom Bethell

 

Entre el abandono y el ensañamiento

        Se ha definido la ética como el esfuerzo por optimizar nuestra conducta. Esta interpretación es adecuada para aplicarla a nuestra relación –como profesionales de la salud– con aquellos enfermos que se encuentran en un estado terminal, donde no cabe plantearse una "ética de mínimos" sino una "ética de máximos" que nos lleve a dispensarles la mejor atención posible. Si nos planteamos optimizar nuestros cuidados hacia los pacientes y sus familias, tendremos una conducta ética: eso es justamente lo que procura la Medicina Paliativa.

        Evidentemente, ante una persona que se halla en la fase final de una enfermedad incurable, cabe reaccionar con respuestas muy variadas a las que ofrece la Medicina Paliativa. Cuando uno no sabe bien cómo ayudar al paciente, o cuando sólo se observa su muerte segura sin considerarle digno de apoyo en su último tramo de vida –"no merece la pena", se escucha a veces decir–, se puede optar por el abandono: es lo que se denomina nihilismo terapéutico. Esto es algo que les puede ocurrir a algunos profesionales que estén poco formados o entrenados para atenderles en una etapa tan compleja.

        Otros ven en la eutanasia o el suicidio asistido la única salida para abordar esa situación; pero es una solución sólo aparente y poco creativa porque más que resolver un problema se decide eliminar al que lo padece. Y, por último, hay quienes consideran la muerte como un fracaso propio o de la medicina, en lugar de admitirla como algo natural cuando ya es irremediable. Estas personas pueden caer fácilmente en el abuso de medios terapéuticos poco proporcionados o incluso en el ensañamiento: son los que intentan retrasar la muerte a toda costa, con fármacos y otras técnicas a su alcance, sin considerar los nuevos sufrimientos añadidos que suponen para el enfermo o sin contar con su consentimiento ni con una causa que lo justifique.

Tratamiento en tres niveles

LA VERDADERA SOLUCIÓN ÉTICA

        Frente a todo esto, los cuidados paliativos constituyen un modo especial de atender a los pacientes con enfermedades avanzadas y se caracterizan por tres elementos: el abordaje global del sujeto con el fin de aliviar su sufrimiento y las necesidades de cualquier tipo (físicas, emocionales, espirituales y sociales) que se presentan en el curso del proceso; la dedicación de sus profesionales en equipos interdisciplinares centrados especialmente en la asistencia; y la atención a la familia con el objetivo propio del cuidado, también después del fallecimiento.

        Parece claro que en las otras respuestas citadas, aunque se quieran justificar con argumentos de diversa índole, existen elementos que son contrarios a la ética porque no se ajustan a lo que de verdad necesitan esos enfermos y la ética nos habla precisamente del 'deber ser'. Sólo la Medicina Paliativa reúne, por tanto, esos componentes éticos ("lo que debe hacerse", "lo que es correcto en una determinada circunstancia", "lo que está bien" ...) que dan sentido real a las necesidades de los pacientes. Por eso, podemos afirmar que la Medicina Paliativa es la verdadera solución ética ante la situación terminal.

 

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