Cómo ayudar a morir con dignidad

Dr. Robert Twycross.

Profesor Robert Twycross: especialista inglés en cuidados paliativos.

Es posible ofrecer alivio a los dolores y síntomas de los moribundos, además de contenerlos psicológica y espiritualmente.

· En Gran Bretaña funcionan 250 centros de atención a enfermos terminales.

· La especialización médica se orienta más a curar que a aliviar.

· Es mejor que el paciente muera en su casa.

Por Gabriela Navarra
De la Redacción de LA NACION
psicooncologia.org

 

        El profesor Robert Twycross, director del Centro Internacional de Cuidados Paliativos de la Universidad de Oxford, Inglaterra, se especializa en ayudar a las personas que padecen enfermedades terminales a morir con dignidad.

        El médico inglés, que trabaja hace 30 años en el tema, fue invitado a la Argentina por la Asociación Pallium, dirigida por el doctor Gustavo de Simone, coordinador del Grupo de Trabajo de Cuidados Paliativos del Hospital Udaondo y director de la Carrera de Médico Especialista en Oncología Clínica de la Universidad del Salvador. En Pallium (pallium@ibm.net) funciona el programa de Cuidados Paliativos del Hostal de Malta, sostenido por la Asociación de Caballeros Argentinos de la Soberana Orden Militar de Malta, que ofrece asistencia gratuita a pacientes terminales sin medios económicos.

        La Nación dialogó con el doctor Twycross luego de una de sus clases.

—¿Qué implican los cuidados paliativos?

        —Cuidar más allá de curar. Aunque en algunos pacientes esto implica un tiempo prolongado, para la mayor parte de los enfermos en etapa terminal son semanas o pocos meses. Por eso también pueden ser definidos como cuidados de confort para la persona muriente. Sé que en la Argentina hay 30 o 40 grupos que los ofrecen, pero la mayoría sólo trabajan en hospitales. El cuidado domiciliario no está desarrollado.

—¿Es mejor de ese modo?

        —Está demostrado que la mayor parte las personas al final de su vida prefieren realmente estar en su casa, con sus afectos, y no en una sala de hospital. Pero no siempre es posible.

—¿Cómo son en su país los cuidados paliativos?

        —En el Reino Unido existen desde hace unos 40 años, como reacción a la especialización extrema de muchos servicios. Hace 60 o 100 años, la cura era poco frecuente. Luego, algunos médicos que en ciertas especialidades pudieron curar más, se concentraron en la cura y perdieron la habilidad de aliviar. Los cuidados paliativos implican restaurar esa visión holística de la medicina que dice: curar a veces, aliviar a menudo, cuidar siempre.

—¿Los pacientes terminales reciben en Gran Bretaña estos cuidados, cubiertos por el sistema de salud?

        —Nunca afirmaré que el sistema de salud es perfecto, pero hemos desarrollado un sistema nacional de cuidados paliativos y el servicio público lo mantiene. Tenemos 250 unidades con pacientes internados y cuidado domiciliario operando desde estos centros y en forma independiente. Por cada enfermo internado hay 10 cuidados en sus casas. Pero además, la especialidad está extendida a nivel académico. Hay profesores, cursos de entrenamiento. Y los estudiantes de medicina tienen la obligación de conocer las necesidades del moribundo antes de que se reciban.

—¿Cuál es el enfoque de la tarea?

        —Las características de los cuidados paliativos son el partnership o trabajo conjunto entre los médicos, enfermeros y otros miembros del equipo de salud, el paciente y su familia. El partnership representa una actitud diferente de la que probablemente tiene el médico tradicional, con su acercamiento más autoritario. La tarea se basa en un equipo multiprofesional: médicos de distintas especialidades, enfermero, psicólogo, ministro de fe, terapeuta físico, nutricionista. No todo paciente necesita a todos, pero hay un equipo, entonces los profesionales están disponibles. Cuando se habla del alivio no es sólo de los síntomas físicos, pero es muy difícil ocuparse de los aspectos espirituales y psicológicos si no se alivian los síntomas físicos, como el dolor.

—¿Puede evitarse que el paciente llegue hasta su morada final inconsciente por los calmantes y sin posibilidad de comunicarse?

        —Si hay entrenamiento, en la inmensa mayoría de los pacientes se puede lograr ese objetivo: que permanezcan libres de dolor y otros síntomas molestos, pero lúcidos.

—La morfina y otros opioides, ¿son peligrosos?

        —Muchos de los que sienten dolor la necesitan, no todos. Lejos de lo que se cree, es uno de los fármacos más seguros si la administran profesionales entrenados.

—El paciente, ¿debe saber la verdad sobre su situación?

        —En líneas generales, cuanto más honesta es la comunicación, más saludable, y esto implica la posibilidad de hablar de temas difíciles. Muchas veces los familiares no saben qué es mejor. Por eso suelen consultar a los equipos de cuidados paliativos.

—A veces se dice: "No le digas la verdad, va a sufrir más..."

        —Partimos de una premisa falsa: no le digas la verdad como si el paciente no lo supiera... El secreto está en cómo podemos compartir esa verdad. En la gran mayoría de los casos, el paciente siempre sabe. Y si bien algunos utilizan un mecanismo psicológico de negación, luego pasarán a una etapa de mayor aceptación. Ahí está la tarea del equipo para que estas etapas puedan ser vivenciadas.

—¿Qué piensa de la eutanasia?

        —Hace más de 30 años que trabajo en cuidados paliativos y hay un tema en el que me mantengo firme: la completa oposición a la eutanasia. Estoy convencido de que la mejor respuesta al sufrimiento en el final de la vida no es la eutanasia. Los cuidados paliativos, en cambio, establecen un balance entre la afirmación y defensa de la vida (es un movimiento en favor de la vida), pero al mismo tiempo ayudan a la aceptación de la muerte como una realidad inevitable.

 

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