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Con
la Vida en los Talones: historias de superación
y esperanza
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Jesús
Poveda y Silvia Laforet
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El
mensaje es claro: "usted, como enfermo, es una carga; pero una
vez muerto, será usted muy útil; no sea egoísta,
pida la eutanasia".
El mensaje es claro,
pero aún no se formula con tanta claridad. Pero ya casi no
falta nada. Tres médicos belgas de tres universidades distintas
del país, aprovechando que Bélgica es legal y frecuente
la eutanasia desde 2002 (eliminación de enfermos, en principio,
con su permiso... o con el de alguien más) proponen abiertamente
usarlos para cosechar órganos útiles para trasplantes.
En una convención
médica organizada en diciembre de 2010 por la Real Academia
Belga de Medicina, Dirk Ysebaert, Dirk Van Raemdonck y Michel Meurisse,
de los hospitales universitarios de Amberes, Lovaina y Lieja explicaron
que un 20% de las 705 personas que oficialmente fueron "eutanasiadas"
en el país padecían desórdenes neuromusculares,
pero sus órganos eran de una calidad relativamente alta, buena
para trasplantes. En Bélgica (como en todo el mundo) los órganos
para trasplantar siempre son útiles y bienvenidos, y estos
médicos pedían utilizarlos.
Los autores expusieron
un protocolo para obtener los órganos, ya que la "eutanasia
en casa" no es adecuada para ello: hay que eutanasiar al enfermo
en un hospital.
El protocolo pide
una "estricta separación" entre la petición
de eutanasia, el procedimiento eutanásico (la técnica
con la que se mata al enfermo) y la obtención del órgano.
Se necesita el consentimiento como donante del enfermo... o de sus
parientes, o representantes. La eutanasia la realizarían un
neurólogo o psiquiatra y dos médicos más. Cuando
los tres médicos diagnosticasen la muerte, se sacarían
los órganos.
Por supuesto, una
bioética personalista no tiene nada en contra de la donación
de órganos (siempre que el paciente esté irrefutablemente
muerto) pero sí lo tiene contra matar enfermos (aunque lo pida
el enfermo... o se diga que lo pedía el enfermo).
Además, el
criterio de "pendiente peligrosa" permite pensar que el
protocolo, supuestamente estricto, en muy poco tiempo sería
papel mojado:
- La eutanasia
a cargo de 3 médicos se convertiría en 3 firmas
en papel prefirmado y algo a realizar por cualquier enfermero
o becario
- El permiso del paciente se sustituiría por un "firmó
tal pariente" o "no estaba en condiciones de firmar,
así que lo eutanasiamos porque pensamos que querría"
- La extracción de órganos tras la muerte se convertiría
en un: "bueno, total, se morirá enseguida, y ha pedido
morirse, así que quitémoselos rápidom, en
buen estado".
Y,
por supuesto, a cientos de enfermos cada año se les dejaría
bien claro que muertos son útiles, mientras que vivos son un
gasto. Una afirmación que no tendría por qué
limitarse a enfermos: hay muchos sanos que muertos son más
útiles (véase el caso de los presos fusilados en China
y cuyos órganos se usan en trasplantes... y China es un país
influyente con una ética propia).
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