Cómo el suicidio médicamente asistido
puede afectar a los disapacitados.

Declaraciones de un cuadrapléjico con veinticuatro años
de experiencia en silla en las ruedas en Estados Unidos.



La legalización del suicidio asistido es un peligro para los discapacitados

 

 

En ocasiones las circunstancias del entorno no ayudan a seguir adelante

Como cuadrapléjico que soy, y que he estado paralizado del pecho hacia abajo por más de 24 años, quiero señalar los peligros potenciales de la legalización del suicidio médicamente asistido (SMA) (PAS en inglés), desde el punto de vista de una experiencia personal.

Quiero dividir estos peligros en dos categorías distintas: peligros pasados y peligros presentes.

El peligro pasado se refiere al tiempo en que yo quedé paralizado. Mi parálisis es el resultado de una fractura del cuello y de la médula espinal, como consecuencia de un accidente de automóvil en 1975. Tenía 21 años y no recuerdo siquiera el accidente. La última cosa que recuerdo es estar en un bar por la noche. Cuando recupero la conciencia tres días después estaba en un hospital de Portland, paralítico; al principio desde el cuello hasta los pies. También tenía graves golpes, tenía el pulmón izquierdo colapsado y un hueso del cuello también destrozado. Me pusieron un par de tornillos metálicos en mi cráneo y se añadieron pesas para estabilizar mi cuello, y estaba en una cama especial que me volteaba de atrás hacia delante cada cuatro horas. Hay que añadir a este simpático escenario el hecho de que muy pronto llegó un doctor para saludarme que me dijo que, en principio, yo no debía haber vivido tanto, por cual era muy probable que muriera pronto o, en el mejor de los casos, iba a pasar el resto de mi vida confinado en una silla de ruedas, y ya te puedes imaginar que no estaba del mejor de los humores.

Existe un impulso natural a superar las dificultades aunque haya momentos difíciles

Después de haber sorprendido a los doctores y haber llegado a vivir para comenzar la rehabilitación, me dijeron que, en aquella época, el tiempo de vida promedio de un varón cuadrapléjico era de 36 años. Para entonces, probablemente moriría de una úlcera de presión o escara, por un fallo de riñón u otra complicación relacionada con esto. Esto significaba que mi mejor esperanza eran quince años más paralítico. Ahora tengo 45 y puedo reírme de aquellas cosas, pero entonces no era tan chistoso. Pasé seis semanas tratando de estabilizarme médicamente y después cuatro meses y medio en rehabilitación. Durante ese tiempo hubo bastantes ocasiones en las que yo ya no sabía si quería seguir adelante. Sin embargo, ya que parte del programa de rehabilitación era tener a un trabajador social, que evaluara a los pacientes regularmente para evitar o para identificar tendencias suicidas, yo no quería ser el debilucho que necesitaba ayuda, por lo tanto aquellos pensamientos solamente venían y se iban.

El tratamiento y mantenimiento de un discapacitado es muy caro

Y luego está también el tema del dinero. Mi tiempo en el hospital le costó a la compañía aseguradora de mi padre, más o menos cien mil dólares; eso ahora mismo no es casi nada, pero en aquel entonces era como pagar el rescate de un Rey. No tengo ni idea de cuánto costó mi equipo especial: sillas eléctricas, camas especiales, gruas para pasarme de la cama a la silla, etc. Decía que no sé cuánto ha costado todo aquello; además hay que añadir el costo de una persona que me ha atendido durante todos estos años, las siete cirugías que he tenido a causa de complicaciones del accidente, etc.

Pero las posibilidades de acción en muy buena medida se mantienen

¿Y qué es lo que he hecho desde el accidente? He vivido una vida semiindependiente durante casi 23 años. En 1985 me gradué en la Universidad de Southern Maine (Maine del Sur), con una Licenciatura en comunicación. En 1989 me gradué en la Universidad Virginia Beach con un master en periodismo y escritura creativa. Mientras estuve allí también trabajé con una gran organización no gubernamental. Recibí un premio por haber prestado un excelente servicio, al trabajar cinco años en un proyecto de la ciudad. Escribí y vendí dos dramas para radio que fueron difundidos nacionalmente. Escribí una obra de teatro de un acto que se ha representado muchas veces y además trabajé en una campaña presidencial. Después de regresar a Maine en 1992, fundé y publiqué un periódico cristiano en 1993. He estado muy activo políticamente sirviendo las mesas directivas de muchas organizaciones no gubernamentales; para decirlo en dos palabras, mi vida ha sido y sigue siendo llena y productiva.

Con la eutanasia legalizada ¿qué hubiera pasado?

En cuanto a las preocupaciones pasadas ¿qué habría pasado si el SMA (suicidio médicamente asistido) hubiera sido una opción cuando por primera vez quedé paralítico o durante cualquiera de las complicaciones críticas por las que he pasado desde entonces? Volviendo la vista atrás, hubo muchos momentos en que realmente no sé qué hubiera pasado. No puedo empezar a expresar la montaña rusa de emociones positivas y negativas por las que he pasado. Ahora estoy increíblemente agradecido a que el SMA no era una opción.

En el momento actual hay que seguir batallando

Mi otra preocupación es con el presente: el año pasado he tenido que pelear mucho tanto con la legislación como con el Departamento de Servicios Humanos, para conseguir que el dinero que recibo para pagar a mi asistente no se corte. Además perdí todo el presupuesto para terapia.

Tomado de Euthanasia.com

 

 

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