Lo más grande, en todo caso

23 de enero, 1998 Luis de Moya

 

El misterio de Sampedro

 

 

 

¿Por qué siempre en la cama?

 

Soy tetrapléjico con una interrupción medular completa a partir de la cuarta vértebra cervical, consecuencia de un accidente de tráfico que sufrí en 1991 cuando tenía 38 años. En absoluto estoy de acuerdo con Rod Usher, como el resto del colectivo de tetrapléjicos españoles, que no terminan de creerse que Ramón Sampedro tuviera una interrupción medular a partir de la séptima vértebra cervical. Se trata de una lesión de las más favorables y con mejor pronóstico entre las que padecemos los tetrapléjicos. Así lo demuestra, por otra parte, el buen estado general que tenía Ramón Sampedro tras 29 años de enfermedad.

¿Por qué siempre en una cama, entonces?, se pregunta cualquiera, conocedor de las capacidades de un hombre en su sano juicio aunque falto de movilidad. He aquí el misterio de Sampedro: el misterio de la libertad individual, el misterio de poder y no querer. ¡Si yo tuviera una lesión como la suya...!, clamamos algunos. Es importante dejar claro, que hay muchos tetrapléjicos con lesiones más severas manejando una silla de ruedas con el solo impulso de sus brazos. Trabajan, se ocupan de sus familias, de sus amigos, piensan -en definitiva- en tantas cosas que pueden hacer en la vida, con la técnica actual y el apoyo humano necesarios, que no faltaron a Ramón.

Me permito entresacar unas frases del libro que publiqué a raíz de mi accidente: "Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría -aparte de pactar con una falsedad- autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho" (SOBRE LA MARCHA, p. 55).

No sentirse víctima

 

Me temo que Sampedro pensaba casi sólo en el conjunto de sus desgracias y por eso sufría demasiado. No quiso o no supo mirar hacia adelante. No logró advertir que la vida nuestra es grande porque es humana y que, bastantes veces, los retos que nos presenta son ocasión de un desarrollo mayor.

Conceptos

Testimonios

Los médicos

Gente diversa

Correo

La Filosofía

El Derecho

Con la Iglesia

New

Principal